En los setenta, quizá por la resaca del ‘Mayo del 68’ parisino, el francés era el idioma de moda. Con la llegada de los 80, el inglés comenzó a ocupar un sitio preferente en las aulas de los colegios españoles que aún se mantiene. El nuevo siglo trajo el despertar internacional del gran dragón asiático y, con él, el chino se convirtió en el que todos consideraban el idioma del futuro.
Sin embargo, la crisis económica y la pujanza de la economía post soviética basada en el gas y el petróleo, han convertido el ruso en una de las lenguas más demandadas por los trabajadores españoles, sobre todo del sector servicios. Cada vez más turistas llegan a nuestras ciudades desde Rusia.
España se prepara este año para acoger el mayor número de visitantes rusos de su historia. En tres años se han duplicado las llegadas. Además, el Instituto de Estudios Turísticos de España (IET) estima que la tendencia sigue al alza y que en 2016 superaremos con holgura los 1,2 millones de viajeros rusos registrados el año pasado.
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